Aurora LaCueva
Aurora LaCueva analiza en su estudio las características,
ventajas, fases más genéricas y peligros de la enseñanza por proyectos
proponiendo así una forma totalmente diferente de favorecer el aprendizaje en
el aula. Lo diferente en el mundo educativo suele generar un intenso miedo ya
que el maestro aún en el siglo XXI sigue sin estar programado para abandonar la
enseñanza tradicional y enfrentarse a otro tipo de proceso de
enseñanza-aprendizaje más interactivo. Aunque, si bien es cierto, ese maestro
es conocedor de que la experiencia ha mostrado la inutilidad de la escuela
tradicional y rutinaria. La enseñanza por proyectos no garantiza una
programación clara, un hilo conductor que fije paso a paso lo que se ha de
hacer, y precisamente en ello reside la negación por parte de la escuela a
enfrentarse a este tipo de proyectos. Ésta es una forma diferente de educar,
enseñar y aprender ya que ofrece más de una posibilidad, más de un resultado.
Este
tipo de enseñanza por proyectos ha sido criticada por la falta de fundamentación
teórica y un exceso de empirismo. Eso es precisamente debido a una explicación
anclada en el análisis teórico y metateórico del trabajo por proyectos, esto es
debido a que nunca se ha llenado “el espacio entre los grandes postulados y la
cotidianidad escolar”. Con cotidianidad escolar nos referimos a una metodología
paidocentrista que parta desde los intereses del niño, desde su entorno, su
tiempo histórico, desde las posibilidades del centro. Evidentemente, no se
puede esperar de estos proyectos la formulación de grandes teorías y leyes que
modifiquen el curso de la humanidad, esta enseñanza ha de acoplarse a la
mentalidad infantil moviéndose entre dos planos a evitar: la extrema
orientación y la extrema divagación. Con el primero nos referimos a que hay que
evitar la investigación conformista frente a la investigación crítica. Es
decir, la primera parte del cumplimiento de una tarea “sin llevarse nada a
cambio”, la investigación crítica conlleva una integración de nuevos
conocimientos no memorística y la propuesta de nuevas preguntas, una
retroalimentación. No se trata así de elaborar una receta que solo lleve a una
acción final. Se trata de favorecer el contacto del alumno con una temática
dada que parta de sus intereses pero tenga fundamentación teórica de distintas
fuentes, no solo de un libro de texto. De este contacto, surgirán dudas y
preguntas que motivarán al alumnado obligándole a buscar soluciones que no
siempre serán satisfactorias. En el caso de no serlo, los alumnos deberán
tolerar la frustración y comprender por qué llegaron a ese camino sin salida
proponiendo nuevos retos. En el caso de hallar respuestas satisfactorias a las
preguntas, éstas generarán nuevas preguntas, proponiendo así finalidades
infinitas al trabajo por proyectos, además de transversales ya que
interconectarán diferentes áreas de aprendizaje. En cuanto al plano de extrema
divagación, en este punto es donde interviene el maestro que actuará como un
guía asegurando la continuidad temática en los proyectos, el estudio de lo esencial,
de lo típico y buscando la elaboración de un trabajo fértil para evitar
frustraciones innecesarias. El maestro abogará por la paciencia, la implicación
afectiva de los alumnos, su colaboración y comprensión, por ello es una
metodología paidocentrista. La evaluación no residirá en la nota, sino en el
proceso. La organización es la clave de esta enseñanza y, no hace falta que
todo el grupo-clase realice una investigación conjunta, es mucho más
enriquecedor el trabajar por grupos y que todos ellos estén interconectados.
Más motivante resultará que al finalizar el proyecto todos expongan sus
conclusiones ya que no hay mejor evaluación que la propia al intentar hacer que
los compañeros entiendan tu trabajo y lo valoren aportando nuevas ideas. Esta
es la mejor forma de romper la competitividad y trabajar en un clima de afecto
y cooperación donde todos ponen lo mejor de sí mismo, trabajando por la
creatividad y la originalidad.
La
enseñanza por proyectos no es un obstáculo al currículum sino todo lo contrario.
En la sociedad que vivimos, totalmente diferente a la de hace treinta años, la
cuestión ya no es saber respuestas y enumerarlas sino saber encontrar las
respuestas más válidas. Y para ello, hace falta una mirada crítica que solo el
trabajo por proyectos que implica fundamentación teórica y práctica dará.
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